Por: Carlos Rodríguez
Gerard Malanga y Warhol, serigrafía de lata de sopa Campbell. “The Factory” 1965. Phaidon.
Es ampliamente conocido el trabajo pictórico de Andy Warhol, se le ha encumbrado como el padre del arte pop y su obra no ha dejado indiferente a nadie. Ilustrador, fotógrafo, cineasta, provocador, revolucionario, excéntrico. La crítica en su momento le acusó de exaltar el consumismo al usar objetos propios de la cultura norteamericana como elementos que dan forma a su obra. Hacer referencia sólo a esta parte que es propia de Warhol no nos aproxima a su ejercicio artístico como tal; si queremos reconocer sus formas pictóricas es necesario hablar de su obra desde la concepción de la misma, o por lo menos hacer el esfuerzo por aproximarnos a ella.
Warhol tuvo una actividad inicial como ilustrador, conocía los procesos de impresión y las técnicas derivadas de esta profesión, pero sus inquietudes artísticas se encaminaron a la fotografía y al cine. Es mediante la fotografía que llega al retrato. Por su taller desfilaron una multitud de personajes, “La Fábrica” además de taller era un centro social de celebridades.
Estudió arte comercial en lo que es hoy la Carnegie Mellon University en Pittsburg Pennsilvanya, terminados sus estudios inició su carrera profesional como ilustrador de revistas y como publicista. Estamos en la década de los 50, en el auge de la ilustración aplicada a la publicidad. Por esa época la discográfica RCA contrató a Warhol para el diseño de portadas de discos., lo cual debió ser un entrenamiento sobre las técnicas de impresión aplicadas a la serigrafía. Curiosamente algunos ilustradores que posteriormente se hicieron artistas ocultaban su trabajo en la ilustración por temor a ser rechazados en las galerías de arte. En todo caso Warhol fue capáz de reivindicar el oficio de ilustrador con su obra. Regresemos por un momento a La Fabrica; Warhol fue un artista muy bien relacionado públicamente y por su taller pasaron Salvador Dalí, Lou Reed y John Lennon, pero si hay algo que podemos destacar que haya influido en su obra de esta intensa actividad social, es que aprovechaba la oportunidad para hacer retratos con su cámara, o sacar la cámara de cine para hacer filmaciones de lo que pasaba en su taller. Aparecen entonces además del Warhol-ilustrador, el Warhol-fotografo y el Warhol-cineasta. Es evidente su afición por el retrato, ya sea que él mismo haya hecho la fotografía o que la haya tomado de otros autores, pero el retrato es su forma pictórica más destacada, forma pictórica vinculada a las celebridades de la época.
Su obra no puede abordarse desde su construcción formal sin el conocimiento de la serigrafía, como el mismo Warhol lo comenta, quería que fuera producida en serie, casi de manera industrial. Pero su taller no era una imprenta y los medios de los que disponía eran más bien modestos. No podemos afirmar si contaba con un cuarto oscuro para el revelado de los fotograbados o si las instalaciones estaban preparadas para el tratamiento de los marcos de impresión propios de la serigrafía. Lo que podemos suponer es que subcontrataba a alguien para que le proporcionara este material bajo las indicaciones que él mismo daba y que trabajaba en formatos grandes, formatos más bien vinculados a la elaboración de carteles, y que aplicaban la impresión serigrafía en el suelo, quizá por resultar más cómodo y práctico hacerlo así.
Entrando en el terreno de la serigrafía hay tres procesos en los que se separa la luz de los objetos y que Warhol debió conocer por su actividad como ilustrador. El primero de ellos se llama Bicromía que consiste en la impresión de dos colores, algo que debía ser de uso habitual en las imprentas de la época. En una imagen a color que pasamos a blanco y negro a través de una fotocopia, se registran las áreas de luz y de sombra y posteriormente se pasa a la malla de impresión, que está previamente tratada con emulsión fotosensible, mediante un proceso de revelado. El shablón como se le conoce al marco donde se harán las impresiones registra los patrones de luz y sombra como se muestra en la siguiente imagen.
El siguiente proceso se llama tricromía (RGB,) que consiste en la impresión de tres colores. Siguiendo con el ejemplo de la manzana visualicemos su imagen en color rojo, verde y azul, quedaría de la siguiente manera.
Finalmente la cuatricromía separa los colores en (CMYK) cian, magenta, amarillo y key. No se puede afirmar que Warhol hiciera la descomposición del color en sus retratos mediante estos procesos, pero sí podernos acercarnos al entendimiento del proceso de la elaboración de los fotograbados si entendemos que en serigrafía, es necesario deconstruir la imagen en partes, y que estas partes se corresponden con un fotograbado.
Andy Warhol 1967 – Marilyn MonroeLa luz en su espectro visible está compuesta por siete colores. ¿No es acaso el retrato de Marylin Monroe de Warhol, la descomposición de la luz sobre un rostro? La impresión del color en serigrafía se hace por capas y a cada color le corresponde una parte de la imagen a imprimir. En este sentido Warhol debía estudiar el retrato para definir como deconstruirlo y asignar el color correspondiente a una parte de ese rostro. El número de fotograbados era determinado por la cantidad de tintas a utilizar, si era necesario un cambio de tintas, entonces los fotograbados tenían que ser limpiados con solvente para eliminar los restos de tinta sobrante.
Tan importante era la deconstrucción del rostro como la elección del color para la concepción de la obra. No es visible que a Warhol le importara conservar el detalle del rostro, pero si le importaba conservar su volumen, estas condiciones están presentes en la serie de retratos sobre Marilyn Monroe.
A los valores del color y el contraste debemos añadir el de la repetición, que para Warhol implicaba que la imagen fuera siempre la misma en su patrón, pero no en la aplicación del color. Mediante la repetición llevó la imagen a un proceso de conjugación o declinación resaltando sus variaciones cromáticas.
El contraste ocurre cuando dos colores diferentes entran en contacto directo, este contacto intensifica sus diferencias y aumenta hasta que un color rodea en su totalidad al otro. La composición cromática está definida por la elección de un color y sus complementarios.
En los retratos de Marilyn Monroe hay un fondo de color que rodea el rostro, el pelo se hace contrastar con la cara, la cara se hace contrastar con la boca y los ojos y las sombras se agregan al final para dar volumen a la composición del rostro. Con el contraste de color, el rostro va perdiendo sus rasgos más característicos hasta ser insinuados llevando la obra a un proceso de abstracción y síntesis.
La década de los años sesenta fue muy productiva para Warhol. Alcanzó muy pronto tanta relevancia que el MOMA organizo un simposio sobre arte pop en diciembre de 1962. La crítica recibió su obra con dureza, pero que esa crítica atacara la obra de Warhol por exaltar el consumismo sin mirar la construcción formal de sus retratos, es de gran ignorancia. No es de extrañar que ocurriera esto dado que el estado del arte había cambiado respecto a la modernidad, la forma fue sustituida por el significado y se pasó de la constitución interna de los objetos al discurso. Sus declaraciones eran provocadoras y tenían peso político, parte de su obra aborda los movimientos sociales por los derechos civiles de la comunidad negra en ésta década. Que las celebridades de la época fueran fuente de inspiración para su obra y que sus retratos pudieran reproducirse en serie no representa necesariamente exaltar el consumismo, son, en todo caso, un valor añadido. Se relacionó con estas personalidades hasta el punto de convertirse él también en una celebridad, lo cual debió abrirle muchas puertas y ayudarle a hacerse de contactos con los cuales poder vender bien sus obras.